En Chiapas los zapatistas se solidarizaron y ofrecieron colaborar con los normalistas y padres de Ayotzinapa, pero esa nueva forma de organización que muestran fue una paciente construcción que duró décadas y que todavía continúa. Aquí se muestra cómo otro México es posible. (En la foto, manifestación en San Cristóbal de las Casas, en apoyo a las familias de Ayotzinapa)
San Cristóbal
de las Casas, Chiapas. 06/01/2015
Cada
vez que México se estremece, todos vuelven a mirar a Chiapas. Así ocurre desde
el 1º de enero de 1994. Ahora, con la masacre de Iguala, ocurre lo mismo. Pero
no hay fórmulas mágicas y los cambios no se producen con pegar tres gritos. El
EZLN estuvo trabajando desde 1941 con las comunidades indígenas de la zona para
llegar a ese día. Hoy los zapatistas han demostrado su solidaridad absoluta con
los normalistas y sus familias y les han ofrecido su apoyo, pero el cambio no
vendrá sino por decisión y acción del conjunto. Hoy (6 de enero) el EZLN
definió así la visita de realiza Peña Nieto a EEUU por estos días: “Estados Unidos pone las armas,
México los muertos”.
Manifestación ayer en Estados Unidos contra Peña Nieto |
Chiapas
tiene más de 3 millones de habitantes, la gran mayoría son pueblos nativos que
hablan 9 lenguas diferentes (reconocidas oficialmente), en el límite con
Guatemala y está recostado sobre el Océano Pacífico.
Pese a
que el Estado pretende minimizarlo, cerca de 2.800.000 habitantes de adhieren
al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y este tiene control sobre
más de la mitad del territorio, pese a que son los partidos políticos los que
dirigen, en lo meramente formal, el destino político de los 122 municipios y
los 24 distritos.
El levantamiento de ese 1º de enero fue, entre
otras cosas, para tratar de evitar la firma del Tratado de Libre Comercio que
se pretendía imponer por en esos días. Esa lucha se perdió, pero no el cambio
de una forma de organización, fuera de los sistemas convencionales de poder.
Una de
los logros más importantes fue la aplicación de la reforma agraria que le
permitió ser dueños de su tierra a cada familia indígena. Ese dato no es uno
más si se pretende analizar lo que ocurrió en Guerrero, con los normalistas de
Ayotzinapa.
Gracias
a la ocupación formar de las tierras, especialmente a las enormes superficies
de terratenientes foráneos, se logró mantener al narco fuera de Chiapas.
Esto sin contar con la significativa mejora en
el sistema de salud, educación y también en los servicios. Antes del 94 más del
50 por ciento de la población no tenía luz eléctrica ni caminos adecuados. Hoy
la realidad es muy distinta.
“Además
hay toda una estrategia de integración que funciona muy bien. Por ejemplo, cada
guía turístico de Chiapas es instruido por el EZLN para que pueda comunicar con
exactitud cual es la realidad del estado”, contó Hugo Rodas, un zapatista que
vive en la ciudad de San Cristóbal de las Casas.
Hugo no
es un militante nuevo: “Yo estuve en el 94. Vi las fosas comunes de cientos de
cadáveres. Las cifras oficiales que se dan todavía son de 300 muertos, pero es
mentira. Fue de más de 1.600. Yo estuve cuando el Estado nos bombardeaba”.
Ayer y
hoy se parecen. No importa cuántas vidas deba cobrarse el Estado para sostener
el orden establecido. Ayotzinapa solo es un ejemplo y fue un mensaje, más allá
de quién lo haya trasmitido.
Chiapas,
más allá de que la realidad todavía no es la ideal, tiene importantes
diferencias con Guerrero y con gran parte de México.
En un
recorrido por algunas comunidades cercanas a san Cristóbal de las Casas, a este
cronista le llamó la atención que aparecían pintadas muy llamativas del PRI. “Es
que aquí hay un responsable político del distrito que es electo en las comicios
convencionales y los partidos que quieren gobernar aportan dinero a las
comunidades – dijo Hugo Rodas, que ofició de guía – pero en realidad quien es
responsable real de la comunidad es un Consejo integrado por 110 miembros de la
misma comunidad, también elegidos por el pueblo y cuyo mandato dura solo un
año. El jefe distrital es solo una formalidad, aunque debe cumplir con el
mandato del pueblo. Sin ir más lejos en el 96 y en el 98 quienes tenían ese
cargo fueron expulsados de la comunidad y se les incendió sus casas, porque no
habían respetado el mandato. Aquí la frase del EZLN es real: el pueblo manda y
el gobierno obedece”.
Desde
diciembre de 2012 quien es el gobernador formal de Chiapas es Manuel Velasco
Coello, un abogado de 34 años del Partido Verde. Desde su aspecto físico (tez
blanca y con aire de gerente de banco) no parece encajar con la población. Más
aún, parece estar en la misma línea cholula del presidente Peña Nieto. Hace
unos días anunció que se casará con la cantante y actriz mexicana Anahí. Sin embargo
su poder real es acotado.
El gobernador de Chiapas y su novia |
A pesar
de las evidentes mejora en la condición de vida de los chiapanecos, desde el
poder pretenden minimizar estas mejoras y hasta atacan al movimiento zapatista.
Sin ir más lejos hace pocos medios uno de los diarios nacionales de mayor
tirada, La Razón, publicó una amplia nota sosteniendo que desde el 94 la
pobreza en Chiapas había aumentado un 22%. La realidad lo desmiente.
Cada tanto el EZLN permite que el resto de los mexicanos y de la
comunidad internacional vean cómo funciona su sistema de organización. Allí
muestra sus escuelas, hospitales, cooperativas de producción y su sistema
político de gobierno a través de sus autoridades civiles, las Juntas de Buen
Gobierno (JBG), que tienen participación directa en cerca de 30 municipios
chiapanecos.
Así se pueden enumerar distintos avances para las comunidades,
como una cooperativa de café y un centro de acopio del grano, dos hospitales y
unas 15 clínicas, que ofrecen los servicios de consulta externa, laboratorio,
ultrasonido, hospitalización, servicio dental y de urgencias, en los que médicos
solidarios realizan cirugías cada tres meses.
Además en la lista hay proyectos de agroecología, transporte,
carnicerías, tiendas cooperativas de artesanías, bloqueras, de fabricación de
medicinas tradicionales, cocinas, tortillerías y tiendas comunitarias, una fábrica
de calzado y productos de piel.
Las ganancias, además de ir a la comunidad, también permiten
sostener a quienes trabajan en labores educativas o dirigencial, ya que no
cobran salarios.
Alumno de escuela zapatista |
También los zapatistas tienen su propio sistema de justicia
En los conflictos entre partes primer se intenta llegar a una conciliación.
Si se trata de delitos graves son las autoridades las que aplican las
sentencias, que van desde trabajos comunitarios y de recibir educación y
formación obligatoria. En los casos de homicidios, el culpable debe sostener
económicamente a la familia de su víctima, además de realizar trabajos para la
comunidad. “Si la familia del victimario come frijoles, la de la víctima comerá
frijoles”, dicen.
El EZLN muestra su forma de organizarse a todas las organizaciones
y comunidades que lo pidan, siempre que demuestren sus buenas intenciones. Los
zapatistas dicen que “nosotros no tuvimos quién nos dijera cómo organizarnos y
cómo construir nuestras autonomías, la vida nos fue enseñando", y por eso "lo
compartimos, porque creemos que si en otros lugares las personas se organizan,
pueden mejorar su forma de vida por ellas mismas”.
Los zapatistas encontraron una alternativa posible. México tiene
de dónde tomar ejemplo. Solo falta que quiera y luche.
*Las fotos y algunos de los datos aquí publicados, fueron extraídas a través de Internet de páginas de diferentes medios mexicanos e internacionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario